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viernes, 29 de febrero de 2008

Una huida mortal

Querido diario:
Hoy día Vilma y Nilda casi se matan entre ellas. Nosotros tres habíamos ido al mercado hace un par de días y un pintor gringo se ofreció a hacerme un cuadro. El pintor dijo que fuera hoy a recogerlo pero Vilma no me quería llevar porque Palomino, el tipo que me pone las inyecciones, la tenia distraida tomándole fotos en ropa de baño, así que decidí ir al mercado solo a ver al pintor. La pasé muy bien con él, caminamos mucho, pasamos por un puente colgante y fuimos a un antiguo hotel. De regreso pase por el convento a ver como les daban de comer a los mendigos pero una monjita me vio y no me dejó irme a la casa solo así que llamo para que me recogieran.
Después de un rato llegaron en el Mercedes Carlos, Vilma y Nilda. Las dos estaba casi muertas, estaban con las ropas rotas y ellas estaban con arañazos y golpes por todo el cuerpo. Al principio no me dí cuenta de porque estaban así pero después me acordé que las dos se odiaban y que se habían peleado por mi huida. llegamos a la casa y estaba toda desordenada, Vilma empezó a llorar y a pedir perdón por no cuidarme y Nilda también se puso a llorar. Luego fuimos al hospital a que le enyesaran el dedo a Vilma que se lo había doblado y luego volviendo a la casa le conté todo lo que había hecho con el gringo, ellas salieron corriendo a llorar en la cocina, pero no me preocupé porque vi como los mayordomos se sonreían.

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